17 junio, 2011

Hablando sobre "Ética y polítca" de José Luis L. Aranguren. Parte 3ª

Fotografía del autor


(...) Rousseau exige una conversión a la política, un vivir exclusivamente por y para ella. Con lo que, tras esta exageración, si odias la política la vida no tendrá ningún sentido.

¿Por qué he de intervenir en asuntos públicos si no lo deseo? Más aún, ¿por qué he de vivir exclusivamente por y para la política? La vida no es más que la estancia en un mundo lleno de preocupaciones. Lo más adecuado entonces es intentar vivir lo más felizmente posible, preocuparte de ti mismo (el "yo" individual del Romanticismo tal como decía antes), y por la gente que te rodea; pero no hasta el punto que por ello tengas que dedicarte a la política si no lo deseas, aunque en nuestra vida cotidiana seamos un poco políticos.

Entonces queda claro que la mejor opción es vivir felizmente. Unos lo conseguirán acercándose a la política: es su forma de vivir y por lo tanto su mejor opción. Otros en cambio, conseguirán la felicidad alejándose de ella. Esto último no hay que verlo como el avestruz que esconde la cabeza bajo la tierra, sino como aquél que sencillamente detesta verse involucrado en asuntos públicos.

Debemos pensar que la política ha de ser algo que nos ayude a ser más felices, resolviendo parte de nuestros problemas. Pero si creamos una sociedad llena de políticos para favorecer a la comunidad, hay que pensar que ésta no es más que el conjunto de esos políticos donde seguramente haya una gran parte de desdichados. La conclusión: se conseguirá el efecto contrario. La solución: que cada uno se dedique libremente a lo que desee, siempre que siendo una profesión peligrosa, esté capacitado para ella.

Volviendo al dichoso "yo" individual (es difícil que se despegue ese "yo" de "mí"), ¿no es lo lógico preocuparse por los intereses particulares? Si nadie se preocupa por tus intereses, ¿por qué me he de preocupar por los de los demás, por los de la comunidad?

Lo ideal sería una correspondencia. Preocuparse por los intereses tuyos  y los de la comunidad, y que ésta se preocupase de los tuyos. Sería una buena forma de crear fuerza donde todo el mundo saldría beneficiado.

En efecto, como dice el autor, "democracia es elección o, dicho en el expresivo lenguaje político-popular, elecciones". Pero esto no significa que se tenga que votar obligatoriamente (y ahora me lloverá un aluvión de críticas), por fuerza, ya que el ciudadano con esa abstención, está interviniendo plenamente en la vida política, tanto, como el que va a las urnas. ¿Por qué?, porque defiende sus ideas no representadas por ningún partido político. Eso debería ser precisamente parte la democracia: el derecho tanto a votar como a no votar.

¿Por qué alguien que no esté de acuerdo, o incluso en total desacuerdo con los partidos políticos que presentan su candidatura, ha de ser conformista? Cuando se vota no puede ser como un mero trámite social o de conciencia, sino por convicción plena o parcial de que ese partido pueda solucionar al menos un problema que te causa desazón.

No se trata de que no se vaya a votar. Se trata de que (si estamos en una democracia) todos respetemos la democrática decisión del otro (...)

1 comentario:

  1. Esto me suena al tan actual movimiento del 15M, cuando gritan a los partidos políticos: "¡No nos representan!" Sin embargo todos estos grupos están haciendo política, quejarse es un acto político. ¿Cómo organizamos la sociedad políticamente pero sin partidos? O, por el contrario ¿Los partidos políticos son la mejor o al menos la única alternativa? Sería un buen tema de debate y, quizá, tu blog sería un magnífico trampolín para las distintas ideas que tus seguidores puedan aportar. Desde aquí les animo para que lo hagan.
    ¡Fuerza!

    ResponderEliminar