10 junio, 2011

Hablando sobre "Ética y polítca" de José Luis L. Aranguren. Parte 2ª

Dibujo del autor


(...) A nadie le gusta que le manden ni le organicen la vida, pero, ¿que ocurriría con una sociedad sin jefes? En primer lugar, que nadie sería jefe de nadie y todos serían jefes de todos a la vez. Y en segundo lugar, que si esto ocurriese, la gente únicamente miraría por sí misma, y los derechos al igual que las obligaciones, dejarían de existir.

Creo que, aunque sea egoista, eso de mirar por uno mismo es bueno (algo así como el "Yo" individual del Romanticismo), pero siempre que además miremos por el bien común. Lo ideal es solucionar los problemas de la sociedad porque suelen ser también los individuales, y después, ésos que están ocultos en cada uno de nosotros. Es evidente la imposibilidad de esto último (demasiados millones de personas para tan pocos gobernantes), por lo que habría que rozar la perfección intentando solucionar los problemas sociales, los de todo el conjunto.

Lo que veo, o creo ver claro, es que una sociedad sin jefes no es viable. Pero aquí llega otro punto que abordar. ¿Quién puede ser jefe?, o mejor dicho, ¿quién debe serlo? La respuesta es tan sencilla como la pregunta: aquél que tenga cualidades para tan complicada empresa. Alguien que esté dispuesto a luchar realmente por el pueblo siendo un vehiculo hacia la libertad.

No nos engañemos, ha de haber jefes, pero de ésos que cuenten realmente con el pueblo. De ésos que se rodeen de otros buenos jefes. Ha de haber una colaboración entre jefes (o mejor dicho especialistas de la política) y los ciudadanos de a pie

Comenta Aranguren que hay una teoría la cual asegura que "a quien le va mal en esta vida es por culpa suya, por entrega al vicio, especialmente a la pereza, a una vida disoluta, al despilfarro y a la improvisación". Pero tal tajancia no es siempre así ya que entonces, no existirían los esclavos. Porque a los esclavos les va mal en la vida aunque no se entreguen al vicio. Son personas sometidas, que lo único que pueden hacer para evitarlo, es morir; y de hacer esto sería una demostración de que les ha ido muy mal en la vida.

Eso mismo le ocurre a la gran parte de la sociedad: es esclava, está sometida al resto de la sociedad que le impone sus reglas; entonces lo único que puede hacer es ir contra ella o resignarse consumiéndose poco a poco y por lo tanto yéndole mal en la vida (...)

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