25 marzo, 2011

Llegó la primavera

Fotografía del autor


Ya está aquí la primavera. Es una estación ideal para todos aquellos que no tienen alergia al polen y a las gramíneas; es una avanzadilla del verano y no tienes que soportar las temperaturas extremas de éste. Creo que soy alérgico desde los catorce años cuando empecé con los estornudos, el lagrimeo y los picores constantes. Según pasaron los años fueron apareciendo nuevos síntomas: fuertes dolores de cabeza (tensionales o provocados por una sinusitis muy molesta), decaimiento del ánimo, dolores en las articulaciones acompañados de estados febriles como si tuviera la gripe, diarrea, sequedad y erupciones en la piel, asma... y cuando cuento algunos de estos síntomas, mucha gente no me cree. Pero es completamente cierto y ya hace muchos años decidí vacunarme ante tal mal cuerpo primaveral.

Comencé vacunándome todos los días de lunes a viernes: después se espaciaron las inyecciones aunque no recuerdo muy bien la pauta (ya ha pasado mucho tiempo), y así acudí de forma regular y religiosa a mi Centro de Salud durante dos largos años que finalmente no sirvieron de nada. Mis agujereadas nalgas pasaron por muchas manos: había enfermeras mayores, con experiencia, y otras jóvenes con los estudios recién acabados que en algunos casos te hacían ver las estrellas con los pinchazos que te propinaban con sus manos temblorosas. Normalmente debía esperar bastante hasta ser atendido pues este tipo de consultas iban sin cita. Pero no era en vano ya que gracias estas largas esperas, pude devorar una gran cantidad de libros. Me quedaba tranquilamente sentado en aquella sala, y me aislaba en el silencio gracias a esas fotos de antes donde aparecían esas enfermeras con el dedo cruzado en sus labios provocadores, mientras las palabras pasaban ante mis ojos enrojecidos.

Hoy en día sigo siendo alérgico y como decía he ido a peor. Cada vez somos más, especialmente en las ciudades, debido a las reacciones provococadas por la contaminación. Y no sé a quién se le ocurrió la brillante idea de plantar árboles no autóctonos para prolongar nuestros estornudos en pleno invierno, época no muy sugerente para estas afecciones.

Al pasar por esas calles llenas de chopos, tienes que contener la respiración para que no se te cuele en tus narices ese polen que se amontona en las aceras y que parecen verdaderas nevadas caídas de los árboles y a pleno sol. Flota por el ambiente, se posa en el suelo y vuelve a remontar cuando pasa por su lado el camión de la mudanza o se levanta un poco el aire. Pero acaba de entrar la primavera y esto no deja de ser un presagio, una incipiente pesadilla de lo que ocurrirá dentro de unos pocos meses, cuando rogaremos a los cielos que se cubran de nubes y descarguen su agua concediéndonos una pequeña tregua. Pero qué le vamos a hacer señores, los fabricantes de pañuelos de papel también tienen derecho a comer aunque sea a costa de nuestros sensibilizados orificios nasales. Al menos no nací abeja; figúrense una abeja alérgica al polen...

18 marzo, 2011

Imagínense...

Fotografía del autor


El terremoto ocurrido hace pocos días en Japón con tsunami incluido, han sido devastadores. La fusión del núcleo de varias centrales nucleares amenaza con una tragedia parecida a la de Chernóbil. Pueblos y ciudades completamente arrasados presentan ahora imágenes de guerra, ya comparados en fotografías con la bomba atómica caída en Hiroshima y Nagasaki, por algunos periódicos que no sé qué buscan realmente, ¿sensacionalismo?, ¿ardores en nuestros estómagos? Como si estas imágenes terribles no hablasen por sí mismas. No hay cifras oficiales certeras de todas las víctimas, pero con tantos desaparecidos se teme lo peor aunque las estadísticas de sucesos similares, nos dicen que éstas no indican grandes magnitudes.

Pero no voy a hablar aquí de esta desgracia. Sólo quiero que se imaginen que esto nos sucediese a nosotros. Imagínense que de buenas a primeras, sin previo aviso, la tierra comienza a crujir bajo nuestros pies vomitando acto seguido una gran ola, interminable, que primero nos engulle para después estamparnos contra el supermercado del cual nos suministrábamos para subsistir o contra la tierra que antes nos acogía para ahora tragarnos prematuramente. Imagínense el caos de un lugar sembrado de los amasijos de unos edificios que antes fueron la envidia de muchos arquitectos, turistas y nativos. Caminar entre cadáveres, por encima de cadáveres que mordieron el lodo en un último hálito, que ahora cubre todo: las virtudes y miserias de todos nosotros.

No pretendo una lágrima fácil del que lea este artículo, pero allí, tan lejos, estas lágrimas que se multiplican y caen en una tierra que fue próspera, no buscan culpables como sí se hacen por algunos traspasando sus fronteras. No es más que una mala jugarreta de la naturaleza, una ironía a la usanza del antiguo teatro griego en el cual no quedaba ni el apuntador.

Imagínense el miedo que denotan los ojos de los supervivientes, que miran desde lo lejos cómo surca el cielo nipón ese humo que asciende desde las centrales nucleares. Imagínense que son nuestros ojos los que ven todo aquello, los que apuntan hacia un futuro incierto si se van a hacer puñetas estas centrales, cumpliendo los pronósticos de los especialistas en Protección Radiológica. Hoy en día en Chernóbil, aún es una temeridad vivir en el radio donde todo empezó. Si ocurriese tal augurio, ¿cuántos años habrán de pasar en Japón para poder olvidar?

Imagínense que como ellos tuviéramos que invertir verdaderas fortunas para reconstruir ciudades enteras. ¿Cómo quedaría nuestra ya maltrecha economía? ¿Cómo saldríamos de ese agujero sin fondo? Sí, tal vez sea mucho imaginar; el riesgo que podamos tener aquí puede ser mínimo, pero está visto que no dejamos de ser unas simples marionetas cuyos hilos son manejados al antojo de una naturaleza que en ocasiones se muestra perversa.

11 marzo, 2011

Hoy toca peluquería


Fotografías de Enrique Darriba


Hoy he ido a la peluquería, a la de siempre, a ésa en donde ya hay cierta confianza y si dices que quieres el pelo corto te hacen caso y no tienes la necesidad de volver al poco tiempo y soltar otros trece euros.

Ha sido llegar y besar el santo. Normalmente, tengo delante de mí a unas cuantas personas que alargan la mano rauda y veloz para arrebatarme el periódico o revista más interesantes. Pero sí, ha sido llegar y acomodarme en el sillón para observar mi imagen durante unos minutos en el espejo que hay justo enfrente. Han empezado a rodar desde mis hombros los cabellos muy encanecidos; aún me considero joven, pero desde hace bastantes años que éstos han mudado su color para prestarme un aspecto de, posiblemente, falsa seriedad.

Esta es una peluquería de barrio, como las de antes, donde la gente habla de fútbol y de la mala gestión de un gobierno que no piensa en sus ciudadanos: que si la vida está imposible y el bolsillo no alcanza a final de mes, que si la vivienda está carísima aunque digan que pretenden incentivar el alquiler al cual tampoco se puede acceder, que si la crisis ya es insostenible y aquí va a ocurrir algo muy gordo... Son los comentarios del barrio que ahora se cuelan entre estas cuatro paredes que encierran olor a champú y laca.

La parte anterior de la cabeza y sienes a máquina, al dos, el resto a tijera y todo rematado con navaja, pero sin crear ningún tipo de desnivel; el flequillo que no quede recto, a tijeretazos, sin raya y un poco revuelto; las patillas ni tocarlas. Y aunque ya me estoy cansando un tanto de este "look", son muchos años así para cambiar ahora. Es raro que hable con el peluquero, principalmente, porque no sé qué decirle. Él rompe el hielo, justo tras interrumpir mi corte de pelo por una llamada que le han hecho, contándome después que está harto de que le ofrezcan publicidad por teléfono: "Siempre el beneficio es para nosotros, ellos no ganan nada. Ni que fuesen una O.N.G..."

Me pica la nariz de los pelillos que van cayendo y hago un movimiento con ésta como si fuera un ratón. Con la mirada le suplico que pase por mi cara esa especie de plumero, y cuando por fin lo hace desaparece por unos segundos ese cosquilleo desagradable. Termina el corte y con una pasada de espejo doy el visto bueno. Pago, me despido y salgo a la calle donde noto el aire frío que ahora llega a mi sesera. Ya estoy presentable y una ducha me espera para quitar todos los pelos que hay por todas las partes, especialmente por dentro de los oídos que quedan pegados a mi dedo cuando lo paso de forma nerviosa una y otra vez.

04 marzo, 2011

Viva el rollo

Fotografía del autor


Años setenta; una nueva mentalidad comienza a surgir en España. La sociedad que busca una libertad aletargada durante tantas décadas, quiere despertar a un mundo nuevo más ilusionante, donde se puedan tomar decisiones por uno mismo, y esto, se ve claramente reflejado en la música de aquella época: "Barón Rojo", "Ñu", "Obús", "Bloque", "Topo", "Leño", "Asfalto"..., melenudos desmelenados que pasaron por el sello discográfico "Chapa" fundado por Vicente Romero. Sin saber cómo, de buenas a primeras, salen estos primeros heaves con su música maravillosamente atronadora, imposible de concebir tan solo unos cuantos años atrás, rompiendo con todos los esquemas musicales, letristas y de imagen. Las guitarras eléctricas dejan escapar tañidos enloquecidos, la batería retumba salvajemente y voces desgarradas claman por el albedrío de expresión. Hay tanta represión que una libertad mal entendida lleva a un primer contacto con las drogas entre muchos jóvenes que ya más tarde, en los ochenta, irán cayendo de forma feroz uno tras otros por sobredosis, por esa nueva enfermedad llamada sida que ya apuntaba en la anterior década, o por un apuñalamiento o disparo en cualquier rincón oscuro y sucio.

Sí, ya llegan los años ochenta; los grupos evolucionan a un tipo de música completamente distinto, pero conservan ese espíritu revolucionario. Son años de transición y nace la música punk: "Eskorbuto", "Los Nikis", "Siniestro Total", "Zombies" entre un larguísimo etcétera, coexistiendo con el rock como el que hicieron "Loquillo y los Trogloditas" y "Los Ronaldos", o el pop de "Gabinete Caligari", "Duncan Dhu" y "Nacha Pop". Es la época de la "Móvida" y ahora la nostalgia me aplasta, especialmente cuando enciendo la radio y escucho a la gente nueva que circula con su música anodina y falto de ingenio. Y no dudemos que debe haber material interesante, pero curiosamente lo que vende es lo más alejado del arte, siendo así tal vez, porque nuestra sociedad también ha cambiado reblandeciéndose como un trozo de pan metido en agua. Porque es una sociedad que busca el "feeling" en los cantantes, que busca el bonito color de sus ojos, la estilizada figura de éstos o éstas, el amor imposible y roto de sus letras mal rimadas y construidas.

Puede ser que los años no perdonen y esté fuera de la onda que corre hoy, pero por mucho que intento sintonizarla las interferencias me destrozan los oídos. Yo, sinceramente, me quedo con letras como ésta que bien podría ser un poema, que es un poema de 1985 titulado "Te Visitará la Muerte", de "Obús":


EL VIENTO CON FUERZA GEMÍA Y LLORABA
ARRASTRABA SU FIGURA
LLAMÓ A MI PUERTA VESTIDA DE NEGRO EN
UNA NOCHE SIN LUNA

ERA LA MUERTE,
ELLA ME VISITÓ
Y SIN PALABRAS,
ME CONDENÓ

TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
LA MUERTE

COMIÓ EN MI MESA,DURMIÓ EN MI CAMA
SE ADUEÑÓ DE MI ALMA
FRÍA COMO EL HIELO MIS LABIOS BESÓ,
SU ASTUCIA ME ENGAÑÓ

ERA LA MUERTE,
ELLA ME VISITÓ
Y SIN PALABRAS,
ME CONDENÓ

TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE

TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA...MUERTE

MI CUERPO TEMBLABA, MI FRENTE SUDABA,
COMO SI ME TORTURARAN
UN GRITO EN LA NOCHE, LA LUZ SE ENCENDIÓ
LA PESADILLA TERMINÓ

TODO FUE UN SUEÑO DE CIENCIA-FICCIÓN
Y POR SI ACASO VIVO COMO DIOS

TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE
TE VISITARÁ LA MUERTE