11 febrero, 2011

No olvide depositar su basura en la contenedor, gracias

Fotografía del autor


Acacias, almendros, olmos, pinos, robles... Pequeños y grandes lagos artificiales. Todo rebosa de verde y azul turquesa y, por desgracia, de todo tipo de basura: botes de bebidas, litronas hechas añicos, bolsas de plástico, colillas, preservativos anudados... o sin anudar. El húmedo césped que podría ser mullido, se encuentra aplastado y con calvas a consecuencia de ser pisoteado y usado por los enamorados como lecho de una suite nupcial. Cuando éstos terminan, no se marchan sin dejar grabados sus nombres con un corazoncito en un tronco, actitud hortera que daña la presencia del árbol.

Así están nuestros castigados parques y así continuarán por mucho servicio de limpieza que haya, mientras los seres humanos sigan imitando a la especie porcina. Con algunos gobiernos municipales, nuestros pequeños pulmones estarán más limpios que con otros, pero al fin y al cabo los que debemos cambiar somos nosotros.

Esto se extrapola a las zonas rurales. Muchos montes, playas, etc., son auténticos vertederos. No advertimos que la ciudad cada vez se extiende más y nos obcecamos en no preservar estos últimos reductos naturales. Según las estadísticas países como Finlandia y Noruega encabezan la lista de los más limpios. La pregunta es sencilla: ¿cuándo aprenderemos de ellos? ¿Es que acaso no estamos rodeados de papeleras por todos lados? ¿Qué esfuerzo nos supone el dar dos pasos más y elevar un poquito el brazo? Si generaciones anteriores hubiesen hecho esto, nuestro mundo sería hoy algo distinto. Pensemos por lo tanto en nuestros hijos y ofrezcámosles un espacio menos contaminado del que puedan disfrutar, como en muchas ocasiones se ha dicho pero tan pocas se ha realizado. Ahora curiosamente, pensamos en que la ciencia nos permita colonizar otros planetas en un futuro,  ya que el nuestro a este paso tiene los días contados; pero de nada valdrá si no mutamos nuestra conducta pues también nos cargaremos ése, el siguiente, y todos los que nos apropiemos como nueva morada, sembrando el universo de mierda que nos devolverá en la cara con un nuevo "Big Bang". Nos exterminará como se hace con una plaga de insectos y animalillos molestos y transmisores de infecciones.

No tengo ideologías ecológicas extremas, únicamente persigo ríos cristalinos, montes verdes, pedregosos o como la naturaleza haya dictaminado que sean, donde si vive una población de lobos así lo sigan haciendo; persigo humedales donde no esté comprometida su flora y fauna, y unos parques de los que podamos disfrutar en las ciudades, sin el riesgo de pincharnos con la jeringuilla abandonada de un heroinómano. No es mucho pedir, ¿verdad?

1 comentario:

  1. La verdad es que no es mucho pedir. Por todos lados se ve esa falta de civismo que tu describes y es lamentable. Un saludo

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